EN MI ESCALERA
Era de noche, y sin embargo llovía. Parecía inexplicable con aquella luna llena y sin nubes a la vista. Y es que esta noche podía ser el fin del país de Nuncajamás. La niña de mi escalera se negaba a crecer. Se negaba a aceptar que debía hacer las maletas y abandonar el país de la infancia. Todavía creía en príncipes y cuentos de hadas con finales felices, ajena a una realidad que de lleno le afectaba. Voces, gritos, insultos y peleas atravesando su dulce alma...era su día a día. Su habitación se había convertido en tan solo 2 metros cuadrados de humedad, soledad, vacío y telas de araña. Y era justo en aquel hueco que todo el mundo evitaba pasar por no contagiarse de su tristeza. Escalera de antigua madera perteneciente al Bloque Kilho de una ciudad aún por descubrir, a años luz del paraíso. Ciudad que no contaba con historias propias del pasado de las gentes que recorrían sus aceras día tras día. Transeúntes sin rumbo, testigos noche tras noche de la dura realid...