Cuando salió por la puerta de mi email, aquel mensaje de despedida se negaría a llegar a su destino. Se marcharía lejos, tomando distancia adrede de tu teléfono. Acto de rebeldía que culminaría en cercanía. Aquella que evitábamos tener, cuando dejaste de preguntarte por qué. Distancia que enseguida acortaste cuando llegaste a la entrada del garaje. Donde encontrarías tu solitario coche, contándote que el mío habría salido temprano; previsor de lo que habría pasado por tener la tecnología de tu lado, esquivando mis órdenes. Y así poder encontrar, para enviarte de vuelta, el desobediente mensaje, que te dejaría toda la vida esperando. Esclavo de tu teléfono. Una vez más, sin respuestas, sin dudas… sin éxito. #microcuento #saraoss