ENCUENTROS
Las seis de la mañana. Y como cada día, jamás se pierde un nuevo amanecer. Inmóvil, en el mismo lugar de la playa perdida se sienta a esperar. Jamás falta a la cita. Sólo el suave viento de poniente intenta desplazarle de aquel lugar elegido para volver a soñar. Quieta, sola, en silencio…casi conteniendo la respiración… porque está a punto de presenciar el momento más bonito del día, que casi todos descuidan por estar durmiendo. Es por culpa de ese pensamiento… a veces es algo cabezota y reconoce no cambiar ante aquellas ideas que muchos dicen son absurdas. Pero más que nadie mantiene los pies en la tierra. Aquella de esperar y esperar… pasar las horas del eterno día esperando verle aparecer, asomar en el horizonte. Y él, con esa fuerza, con ese ímpetu, con esas ganas de llegar, arrasando todo a su paso, dando siempre el primer paso y derrochando vitalidad. Y ella casi inmóvil y llena de frialdad, busca ese momento. Aquel en el que ambos se acercan y funden sus cuerpos. Esa furi...