¿QUÉ HUBIERA PASADO SI…?

¿Qué pasaría si mañana me fuera a vivir a una isla desierta y sólo pudiera llevar conmigo un libro, un CD, un perfume, un paisaje, un juego, una carta y una persona?. De todo, pero sólo uno de cada uno. ¿Qué elegiría?

El libro y el CD van a estar destinados a perder su momento de misterio y emoción para pasar a ser aburridos, pesados y predecibles del primero al último punto. Además, seguro que me recuerda a esa pequeña parte de todo aquello que dejé atrás. Empezaría a tener nostalgia y a extrañar. ¿De amor y de aventuras? O ¿de desamor e intriga policial?. Y con ese sentimiento vendría a visitarme la soledad. Con cada verso y párrafo que repasara al atardecer en aquel lugar perdido, aunque mucho menos de lo que estaría yo, creo que me volvería loca.

El perfume fresco y floral. Me cansaré seguro de ese aroma que estancaría el tiempo, lo sé, y las estaciones quedarían en eterna primavera, rutina sin cambios ni sobresaltos. No pasaría nada malo, pero tampoco bueno. Simplemente no pasaría nada de nada, a excepción de los barcos.

 

En cuanto al paisaje, nunca me arrepentiría de elegir el mar, pero extrañaría cada cierto tiempo las montañas nevadas, tan difíciles de olvidar.

El juego no va a correr mayor suerte que el libro y el CD. Creo que sería de lógica y azar para tentar a la suerte en la ruleta de mi incipiente libertad, o en la de mi fatal condena, en la que podría terminar. Es más, seguro que me cansaría de él todavía más rápido… eso de competir sola no parece motivar. Y los juegos de deporte siempre me mantendrían la mente ocupada, porque el continuo movimiento no me dejaría pensar.

La carta... Eso sí que es difícil. Las palabras quedarían nadando vacías sin sentido y silenciosas en cualquier caso. ¿Cuál es aquella de mayor significado? Al final sería la que no hubiera quemado.

Pero más difícil es elegir a la persona. Elegir a alguien, a uno y sólo a uno. Sin cambios ni arrepentimientos. No hay dudas de que cuando de elegir se trata, por más seguros que estemos en el momento y hagamos lo que hagamos, siempre dudaremos si la elección fue la correcta y nos perseguirá en la mente el tan molesto e incontestable: "¿Qué hubiera pasado si...?".