Cansada de jugar con muñecas, acabó siendo una de ellas. Le compraron un día en una casa de muñecas. Dicen las malas lenguas (muchas de ellas hoy muertas) que en el Paris Moulin Rouge . Ahora vive en una preciosa casita dentro de una mansión de estilo victoriano, de la que no puede salir si no la sacan. No le falta detalle a su mini-mundo de fantasía. Viste volantes y sedas, pero su piel de porcelana no se eriza con el tacto de la tela, ni se estremece cuando la tocan o la besan. Una muñeca de porcelana que tiene un mensaje de voz grabado y atornillado a su espalda. Que siempre repite de forma mecánica. Posee una mente trasparente, pura y coqueta… que grita mientras calla. Habla, pero nunca dice nada. Vive en un infinito cercado en cristal. Vulnerable y pequeña, puede ver todo a través de la repisa del inmenso ventanal de madera, que da a un patio sin eco ni vida, pintado del color del silencio, y marcado por l...