LAS ANSIAS DEL CAMBIO
Dicen ser
héroes quienes prometen consolar aquel grito ahogado y desesperado. Aquel reclamo
desconsolado de un pueblo marchito, que
amanece ilusionado vistiendo su mejor traje de domingo.
Y mientras
tanto, todo preparado en ese hogar en desahucio, con el buzón lleno de avisos
de embargos, atascado por las deudas y sin ayuda de paro. En la encimera de la
cocina yace un café helado (la energía es selectiva desde que se junta con
amistades peligrosas), junto a medio vaso de zumo de naranja embotellado, y rebanada
de pan de dos días empapado en leche caducada desde hace tres semanas. El
pequeño hall de la entrada enmarca una mesa desgastada, de tres patas y media,
que alza dos sobrecitos color blanco y salmón, con las papeletas de un futuro
mejor prometido por los mismos quienes un día lo robaron. Por aquellos héroes
sin propósito ni rumbo que abandonan el barco a la deriva tras debatir
soluciones que se quedan en la orilla, pero que no llegan a los hogares de
tantísima gente que hoy sí deposita su esperanza en una pequeña caja de
plástico transparente, sin saber muy bien a dónde va... sin saber muy bien si tiene magia y al día siguiente se
hará un ritual y mezcla de hechizo que dará la fórmula de la felicidad futura
en los centros educativos.
Y mientras
empieza a despertar el día, miles de familias se agarran a la esperanza del
cambio, un cambio sin sentido, ni coherencia ni rumbo en muchos casos…pero que
al final es cambiar, y cambiar es estar en otro lado, dejando atrás lo antiguo
en el momento en el que el sobre atraviese la estrecha ranura de una urna que separa
un presente estropeado de un futuro incierto, pero ansiado.
Y al caer
la tarde, los medios se hacen eco de las primeras noticias de participación de
aquellos que aspiran a ser representados y no estafados. Y la otra cara de la
moneda de aquellos que ya no saben qué creer ni en quién confiar (si es que
confían en algo), pensando y reflexionando con la mente en blanco y la mirada
perdida. No rostros de esperanza, sino de indiferencia y rabia por tener más
claro que el agua que lo perdido nadie se lo paga. Los mismos que hoy van
camino de las escuelas a ver quién les arregla el panorama. Y en mitad de la
calle a lo lejos ,se oye el canto de aquellos indignados, callados en plena
jornada de reflexión pero que ahora alzan la voz más fuerte, para dirigir el voto perdido y no ser saboteado:
Otra
vez las elecciones sin elección, otra vez los candidatos que hablan tanto,
amenazados por el voto en blanco, utilizan como gancho ilusiones manejando
intenciones como marionetas sin criterio. Otra vez las ambiciones de poder
forman el corrupto sistema para fortalecer su esquema de mentiras y desorden.
Ganarse el puesto para sólo ocupar asientos de la falsedad y el descontento.
Pero sin miedo se lanzan al campo, pues el capital robado levantará los muros
que les protegerá en las contiendas del pueblo enfurecido que tira piedras contra
ellos. Y con el voto logrado…continúan la función de toda esta ficción que se
han montado, llena de traiciones y engaños a un pueblo que dejó de ser rebaño.
Y
tras el recuento de esperanzas (Aguirres sí, Aguirres no) y sueños depositados, la democracia fantasma
acecha y amenaza con seguir igual, porque si de pactos dependemos…lo vamos a
pasar fatal…y mientras unos piensan en “cambiar de acera o salir del armario” para
salvar el barco de tal naufragio, el “bipartido” ya está comenzado. Unos lo
oyen en la tele, otros se enteran por la prensa, otros lo escuchan por la radio…y
los más afortunados, desde las gradas lo presencian, sabiendo que sólo habrá un
perdedor, que es el ciudadano… ironía, porque es el único que luchó en el
campo.
Adiós a las elecciones, bye bye a los candidatos. Tantas promesas rotas
en el aire quedaron ya hace rato. Adiós a las votaciones de un sistema viciado,
donde sólo el Pueblo organizado podrá emprender el camino apropiado.
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