CUESTIÓN DE DÍAS
Hay días en los que la vida parece girar a un ritmo
vertiginoso. Hay días en los que el universo parece detenerse a cada paso que
damos. Hay días en los que la verdad no existe y una mentira lo aclara todo.
Hay días en los las apariencias confirman y lo real engaña. Hay días en los que
la motivación se vuelve despertador y te obliga a salir de la cama, cuando
menos lo esperabas. Hay días en los que ese despertador se estropea y tenemos
que regresar al tradicional método de sentir los tímidos rayos de sol que se
hacen un hueco para entrar en la habitación a través de unas persianas rotas.
Hay días en los que tenemos muy claro lo que hacer, nuestro destino… y otros no
tanto. Hay días en los que un mensaje lo cambia todo y nos empeñamos en seguir
como estábamos. Hay días en los que sales a la calle y la ciudad parece caminar
en paralelo a ti, y en otros perdemos la perspectiva. Hay días en los que el
viento te empuja hacia delante y otros frena tu avance sin reparo. Hay días en
los que la lluvia te invita a bailar sobre los charcos y otros te obliga a
refugiarte bajo los tejados. A veces las calles están puestas, otras veces aún
no, si madrugamos en exceso. A veces nuestro ritmo es incomprensible para el
mundo, a veces el mundo es incomprensible para nosotros y es imposible
descifrar el sentido de lo que sucede en nuestro entorno. Hay días en los que
nos apetece café solo y otros bien acompañado. Hay días en los que nos
mostramos tal y como somos, porque la vida nos guiña un ojo y saca lo mejor de
nosotros. Disfrutamos de los pequeños detalles que normalmente se antojan
cotidianos. Ver pasar un tren en el horizonte e imaginar su recorrido,
localizar un avión e imaginar su destino. Cruzarte con transeúntes que hace
tiempo que perdieron el rumbo y dejaron caminos a medio construir. Y es cuando
lo cotidiano se vuelve especial y empiezas a valorar las pequeñas cosas. Pasear
sobre la orilla del mar con el horizonte a medio dibujar, frente a un sol que
se muestra tímido y una luna impaciente que parece dominante y desafiante. Hay
días en los que el cielo está abierto, y otras lo encuentras totalmente
cerrado. Hay días en los que un simple columpio es la mejor solución para dejar
volar los problemas que pesan como una mochila cargada de piedras. Hay días en
los que llueve, pero no nos apetece abrir el paraguas. A veces ni siquiera
moja, otras obviamente cala. Hay días en los que hace frío, pero no nos
interesa sacar el abrigo. Hay días en los que el calor es insoportable, pero
nuestra sombrilla se ha volado y quedó hecha un desastre. Hay días en los que
pensamos de más, y otros en los que reflexionamos de menos y el corazón dirige
tus respuestas hacia un precipicio sin fondo. Hay días que parecen eternos. Hay
días que se acaban sin apenas saberlo. Hay días que las noticias son
alentadoras, y otros en los que ni siquiera llegan. Las descubrimos porque el
mundo está raro, hace tiempo que dejó de girar en el mismo sentido para
construir bloques de hielo que no nos dejan avanzar y frenan nuestro rumbo. Hay días en los que preguntas a la vida y
ella te responde, y otros en los que tú tienes todas las respuestas para dar
una buena lección de vida. Hay días en los que estamos cuerdos, hay días en los
que la locura inventa unos actos contrarios a nosotros mismos. Hay días en los
que el café se queda helado porque el teléfono no suena…y perdemos tiempo
mirando y mirando a ver si observando damos vida a lo inerte. Hay días en los
que el café se queda frío porque las conversaciones duran hasta la madrugada y
su esencia permanece hasta bien entrada la mañana. Hay días que se muestran
soleados en el interior, pero sombríos al otro lado de la ventana. Llueve y el
sol no lo sabe. Hay días en los que la casa te atrapa y otros en los que el
espacio te desorienta. Hay días en los que queremos expresarnos y contar todo
lo que nos está pasando. Hay días en los que el papel y el bolígrafo son los
únicos testigos de testimonios ocultos que jamás se hablaron. Hay días en los
que esperamos algo, hay días en los que no esperamos nada y ese algo llega sin
esperarlo. Hay días en los que acertamos, triunfamos y evolucionamos. Hay días
en los que los errores nos atrapan en pozos sin fondo, hasta que encontramos la
cuerda para escalarlo. Esa cuerda se llama motivación. Sí hay días y “días”…
pero cada uno de ellos es único e irrepetible… eso es lo único que todos tienen en
común pase lo que pase. Y eso es realmente lo apasionante...
Comentarios
Publicar un comentario