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Mostrando entradas de septiembre, 2013

DONDE HABITE LA ESPERANZA

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¿Y qué? Si solo se vive una vez… dos como mucho, si nos portamos bien. Los barcos se hicieron para surcar los mares, pero también los cielos, y así curar todos nuestros males. Plantarle cara al mar, eliminando las barreras para navegar donde nacen las olas y el sol se oculta, dejando paso a la sombra. Dejé atrás las cuerdas que me ataban al recuerdo, a tantos pensamientos inútiles que caducaron, pero no tuve el valor de tirar para salir de un pasado que me sujetaba y no me dejaba avanzar… aquella hoguera fue mi liberación, quemé tantas y tantas cartas que hablaban de todo, pero que no decían nada. Olvidar. Tan difícil como eso. Decisiones que duelen, quedarse anclada en la orilla de un pasado cuyo eco resonaba en medio del silencio, o romper barreras con el hacha de guerra, que dejaré enterrada antes de partir, porque como arma de defensa llevo solo mi valor y mis ganas de enfrentar lo que suceda. ¿Y qué? Si nada me puede detener, al menos nada físico, sólo mi mente me puede ...

CAMINO A MARTE

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No aprendí, porque nunca pasó nada… nada que mereciera la pena pararse a reflexionar, nada que captara la atención de nadie, en ningún sitio…en ninguna parte. El sinsentido habitaba cada pliegue del aire que aún quedaba, ahí quieto…mientras nadie respirara. Y mientras todo eso sucedía sin pasar, intentar entender de todo, pero no poder concluir nada. La imaginación y las ganas de encontrar lugar acorde con tus pensamientos, demasiado lejos se hallaba… Y mientras tanto, sola allí sentada, en algún lugar donde ni siquiera el tiempo llegaba, escuché de los proyectos para viajar a Marte. Aquel “país” al que todos aspiramos llegar un día, cuando nuestro mundo se derrumbe o simplemente nos de la espalda. Y sin sentirme astronauta ni extranjera (en la tierra cada vez mayor reto) una parte de mí quiso saber más, me pregunté si era una fría y calculadora estrategia de turismo o si detrás había algo más, una posible ventana para acoger a todos aquellos que se sienten diferentes hoy, cuand...

SABOREANDO EL MOMENTO

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No iba a ser como un día cualquiera, lo supe en cuanto la suave brisa de finales de verano y la luz del amanecer se colaba tímidamente por la ventana. La palabra “sorpresa” y expectación se reflejaba por cada esquina y rincón más insospechado de la habitación. Y en frente de la cama, una maleta, un bolso de mano y un sombrero de paja esperaban pacientemente el traslado. No podía esperar ni un minuto más para descubrir lo que el destino me había preparado. No podía dejar escapar ni un segundo de aquel día que prometía ser de lo más especial, de aquellos que sólo ocurren una vez en la vida y permanecen para el recuerdo, pues nunca más te volverás a encontrar con ellos. Ducha, desayuno y equipaje en mano para pasar el fin de semana que podría cambiarlo todo….o tal vez nada de nada, dejarlo peor o como estaba. Y en la puerta de casa, un Mercedes negro esperaba, no un coche cualquiera, sino aquel que contenía el pasaporte a una nueva experiencia que podría convertirse en una nueva vida...