CAMINO A MARTE
No aprendí, porque nunca
pasó nada… nada que mereciera la pena pararse a reflexionar, nada que captara
la atención de nadie, en ningún sitio…en ninguna parte. El sinsentido habitaba
cada pliegue del aire que aún quedaba, ahí quieto…mientras nadie respirara. Y
mientras todo eso sucedía sin pasar, intentar entender de todo, pero no poder
concluir nada. La imaginación y las ganas de encontrar lugar acorde con tus
pensamientos, demasiado lejos se hallaba…
Y mientras tanto, sola allí sentada, en
algún lugar donde ni siquiera el tiempo llegaba, escuché de los proyectos para
viajar a Marte. Aquel “país” al que todos aspiramos llegar un día, cuando
nuestro mundo se derrumbe o simplemente nos de la espalda. Y sin sentirme
astronauta ni extranjera (en la tierra cada vez mayor reto) una parte de mí
quiso saber más, me pregunté si era una fría y calculadora estrategia de
turismo o si detrás había algo más, una posible ventana para acoger a todos
aquellos que se sienten diferentes hoy, cuando en la tierra se han acabado los
rincones de retiro…o para esconderse, si uno se siente incomprendido, ¿por qué
no? Creo que tendría sentido.
Quise pensar en aquel mundo paralelo, que tal vez
un día podríamos habitar, creando nuevas leyes, empezando de cero…porque la
historia de nuestro planeta ya está planteada…pocos paraísos de esperanza
quedan, si nos quedamos sentados, sin hacer nada...o tal vez si hacemos
demasiado nada volverá a ser como antes de haber construido el desastre, por
querer “crear” mucho, pero sin rumbo a salidas claras.
Comprendí (sin entender
bien) que la gente emigra, deja todo lo que siempre quiso, para buscar mejores
alternativas (paradojas de la vida) pero…siempre dentro del planeta azul,
incluso los que se sienten marcianos sin serlo, han de convivir sin poder
hacerlo. Pero ese día llegará, yo ya he hecho el equipaje, por si mañana hago
el viaje a las tan sonadas y esperanzadoras tierras rojas, donde no habrá
oxígeno pero sí aire puro y renovado, donde no habrá civilizaciones con sistemas
corruptos asentados en la nada y destinados al fracaso más absoluto, sin normas
ni leyes que opriman la libertad de expresión, donde la injusticia no quepa al
llevar consigo la lealtad y al haber dejado en casa todo el dolor. Aquel lugar sin
gentes ni más seres vivos que los marcianos de La Tierra, que buscamos aquel lugar
para empezar de cero, lejos de la disputa, donde olvidar sus males y donde
nadie conozca a nadie… y continuar lo que nunca pudieron empezar allá donde el
cielo era azul, pero el suelo negro y el sol se llevó consigo toda la luz…
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