NEGOCIANDO CON MI MENTE

Entiendo que el café de media
mañana está subestimado cuando me cuestionan por qué tomo café a las 10:00am si
tomé a las 7:30 antes de salir de casa. Ciertamente la respuesta para mi es la
misma, se desprende del propio planteamiento, el contexto avisa de que lo tomé
hace dos horas y media. Esto me hace pensar (nuevamente el mismo verbo) en lo difícil que siento que es llevar de la
mano a alguien por los carriles de mi lógica y explicar las cosas que dentro de
los engranajes de mi mente continúan operando, a diferentes velocidades frente
a distintas circunstancias. Que si nunca reposo, sí lo hago. Que si en algún
momento me relajo, sí me relajo. Que si puedo dejar de ejercer control por cada
cosa que pasa, lo intento. Que si es posible no estar preocupada por lo próximo
que hago, sí lo es, en la medida en la que siento que tengo en quien confiar y
apoyarme.
Pero todo esto es completamente
abstracto para todo quien no se haya acercado a una de mis tardes silenciosas.
Tomo por ejemplo la película del sábado noche, mientras el mundo sigue girando
en una noria desenfrenada ahí fuera, donde las gentes cambian y transforman su
parecer, transeúntes de día y huéspedes al anochecer. Entonces es allí, frente
al televisor y en buena compañía (de mis fieles pensamientos), donde siento que estoy
cansada. Anoche no dormí porque el sol no se quiso ir. No puedo cerrar mi
agenda… si es cierto que tengo cuadradas las cosas, pero no me caben más
acontecimientos y veo cómo lentamente se van desbordando de las páginas en
blanco. No hay días ni horas suficientes, ni siquiera toda una vida podría absorber
tanto evento, tanto movimiento inútil e innecesario escrito con boli negro…
para no avanzar, simplemente cumplir, eso sí, pero quedarse en el mismo lado.
Eso es precisamente los quehaceres diarios, a veces sin sentido, pero
inevitablemente vienen marcados por una sociedad en muchos aspectos carente de
sentido. Sitios que transitar que nunca serán mi lugar, pero que transito.
Gentes a las que elogiar y aguantar que jamás conocí, y jamás conoceré más allá
de un encuentro express. Planes sin planificar que nunca volverán a suceder,
que tal vez nunca fueron, pero los fabricaron sin previo aviso los rebeldes y
astutos pensamientos.
Sólo de pensar, de echar un
vistazo y asomarme despacio al horizonte de la semana marcado por el separador
de mi agenda saturada, me hace envolverme más aún entre las mantas de un sofá
que aún tengo que pagar, instalado en un salón sin amueblar. Se me están cerrando
los ojos, y aún tengo que sacar las facturas atrasadas, cuadrar los gastos,
verificar la lista de cosas pendientes que ya perdí de vista, pues mi agenda no
abarca tanto. Pero no pienso comprarme una más grande, que seguro la llenaría
de cosas inútiles y compromisos absurdos que en realidad no aportan nada, la
vida está fuera de ella, fuera del plan, lo que el destino nos regala. No quiero
pensar más allá, tal vez no quiera pensar en nada. Lo que sea será. No me
interesa saber qué me depara ni si está escrito ya.
Me voy a dormir, son las
18:00p.m. Es una locura, lo sé. Pero ya no por mí, que puedo tirar unas horas
más…es mi mente la que ya no puede más. Y sin ella no soy nada, sólo un cuerpo
inerte que el tiempo atrapa sin dejar que me entere de nada. Ella se cansa más
que yo, porque nunca deja de correr, sólo a veces hace una pausa. En ocasiones
es obsesivo por mi parte querer mantenerla corriendo siempre. Sí, es agotador,
no es viable tanto maratón. Lo único que me funciona es sentir que tengo el combustible
de que hay alguien más en mi soporte, de que no necesito explicar cada línea de
complicaciones que tengo con el trabajar medias horas o ir a dormir antes de
las seis. Me desacelera sentir que hay confianza de que las cosas las
desarrollo y las organizo de una forma en que me funcionan, en que me hacen
sentido, y en que logro hacer los espacios precisos para las cosas que quiero. Y
todo eso, sin dar explicaciones más allá de lo que la pura lógica nos dicta…lo
cual no tiene preguntas ni respuestas, simplemente sucede.
La máquina a veces se atasca de
emociones, se sobrecarga de incertidumbres, sí. A veces ni yo me entiendo, y
tengo que parar y fumarme un cigarrillo o pedir un café doble expresso. No es
perfecta, lo sé, pero me funciona y es la que tengo. El mayor defecto es que no
aguanta imprevistos, se oxida de inserciones parciales que parecen ilógicas. Me
desconcierto frente a mi misma, porque no puedo confiar en el ciclo del tiempo
de asegurarme respiros, porque también se que no siempre me los asegura y que
tengo que asegurármelos por mi misma. No quiero delegar en los momentos
temporales mis descansos y mis deleites, ni quiero negociar con el mundo lo que
necesito porque a mi, no me llega por sí solo. Por eso barajeo continuamente
mis engranajes para que cuando se acerca el taconeo, se detengan las fuerzas, y
el espacio aparezca, y se intoxique de felicidad y relajación el control, pero
necesito que funcione, por eso necesito saber cuanto dura la dichosa película y
cuánto tiempo estoy negociando en mi sueño de tener la vida que espero. A
partir de ahí todo surgirá y fluirá lento, pero fluirá para llegar a buen
puerto. Eso es todo. No es sencillo, pero eso es todo.
hola Sara que tal? soy Noha, mira Álvaro me ha hablado superbien de ti, y me ha dicho que me tienes aprecio y q me "defiendes" ante él...jejejejejejeje... asique te doy las gracias :) esta es la mejor manera que he encontrado para hablarte, espero q no te enfade el q te deje un mensaje así por aki ;) espero q sigas escribiendo tan tan tan bien y bonito, es super especial leer estas lineas ^____^ espero q tengas un gran futuro como escritora y que llegues a ganar muchos premios :) mucho mucho ánimo, cuidate y gracias por la parte q me toca! jejejejejeje, muaks!!! :)
ResponderEliminar