CON UN PAR

Que más quisiera yo haber tirado de experiencia para solucionar todos los problemas…pero no la tenía, tampoco fui capaz de encontrarla entre tanto equipaje vacío que me conducía a todos lados, pero a ningún destino fijo...sólo hacia un olvido que yo misma me he creado. Echar de menos aquel manual de instrucciones que siempre buscamos cuando el instinto no funciona, o se nos queda atrofiado. Eso ocurre cuando nos sueltan de repente en un campo desconocido, en el que todo parece que va en tu contra, en el que hay que batallar sin más arma que el valor y la calma asumiendo sin asumir cada una de las derrotas. ¿Avanzar yendo hacia atrás?. Ni lo sueñen señores, la lógica para eso es aplastante. La incoherencia me gana el pulso, lo sé, estoy bloqueada. ¿Qué hacer? ¿quién tiene la respuesta exacta? Nadie. Preguntar y desembocar en lo relativo, las dudas se hacen cada vez más densas, como una nube que llega desde donde el cielo pierde su nombre y empaña nuestras ideas, que ahí están…pero taponadas quedan en la oscuridad…Es cuestión de coger la linterna, y alumbrar a lo lejos desde aquel terreno hostil, donde el destino nos espera. Creo que eso si lo eché en mi maleta.
Sólo se que no se nada, como dicen por ahí para no enfrentarse y dar la espalda, pero no quiero quedarme con mi duda atrapada. Sólo quiero avanzar, aunque no entienda nada de nada. Ahora me puedo arriesgar, no pierdo nada. Quiero pensar... quiero creer que detrás de ese futuro incierto me queda alguna posibilidad. Al menos quiero asomarme y poder fisgar lo que me espera, pero despacito y desde lejos, sin llegar de momento. Enigmas sin resolver, presión en mi espalda. Me envuelve el estrés. Mi cuerpo dice huye, mi mente dice relaja. Paciencia que todo llega, si no perdemos la calma. Pelear para hallar respuesta a lo incomprensible. Parece que me pierdo. No sé por qué estoy donde estoy, tampoco me importa si he conseguido llegar hasta aquí, para crear camino que me libre de los males que un día ocuparon el vacío espacio que dejó el miedo en mi alma que hoy no entiende nada de nada, pero que no quiere quedarse sentada porque del cielo sólo cae la lluvia. Ya saldrá lo bueno que siempre tarda. Cómo librarme de aquel miedo que me ata y me atará siempre.
En la oscuridad voces dormidas que callan deseos y dibujan la magia. No puedo esperar. Debo atreverme a cruzar el camino de la eterna palabra que un día se mencionó para crear sueños y esperanzas. Debo atreverme a cambiar de rumbo para no tener que saludar a la soledad de manera forzada cada mañana cuando me cruzo con ella, haciendo un gesto levantando el sombrero de la humillación y la vergüenza que siempre declara. Ya no quiero mirarle a la cara, no pienso caer tan bajo. Ahora sé que puedo llegar, porque allí, a lo lejos, donde el cielo pierde su nombre y las estrellas se funden en un recuerdo, estaré a salvo…porque tu mirada me espera…ya no me siento atrapada en las sombras…lo incierto muere cuando la cortina se desgarra. Por fin lo descubriré. Me arriesgué y perdí de vista a la soledad, y mereció la pena porque todo lo conseguido hoy por arriesgar nadie me lo quita…gané todo lo que necesitaba para perder el miedo al futuro, gané todo lo que quería para saber que el tiempo regala nuevas presencias y caminos de experiencias…gané todo lo que pretendía sin perder nada, sin hacer grandes esfuerzos inútiles que no conducen a nada, más allá de tu mirada que yo creí un mapa para orientarme…pero que lejos de eso, en ella me perdía todas y cada una de las mañanas…

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