CRÓNICAS DEL ALMA
Por mi vida cruzaron caminos que decidí no elegir, puertas que, afortunadamente, pude cerrar, y muchas ventanas que decidí no abrir, porque el riesgo costaba mucho más de lo que aportaba. Y atrás, dejando tantas mañanas a las que les robaron el amanecer. No pude esperar, decidí volver. Sombras que en el tiempo abandoné. A veces, siento que mi vida es una película latina, de esas que tienen silencios prolongados, cotidianos, sin nudo o desenlace, sin principio ni final que enganche. O quizás los tienen, pero están empañados por las lágrimas del pasado. Me pasa bastante a menudo, cuando llego a casa y, dueña de un cerebro agotado que no quiere parar, sólo puedo mirar mis pasos. Mis pies saliendo del vagón, pasando el torno de vidrio que antecede a la puerta de salida (a la que yo llamo “libertad conseguida”), pisando el sucio cemento de la estación sin rumbo claro. Atravesando a ciegas líneas que memoricé en la primera semana de viajes que nunca realicé con equipaje físico. A...