¿Y QUÉ?


Un día te despiertas, tal vez más ligero de lo habitual. No sabes por qué… quizá has perdido peso. No te importa, pero no es eso. La gravedad no te pesa ni alcanza, apenas, te espía pero no se atreve a detener tus pasos de avance hacia todos lados que tienes previsto para un día que, sin previo aviso, ha comenzado. Y andas libre, como si la libertad existiese. Eso es precisamente, la ironía del ausente. Abres la agenda (en blanco, por cierto)… ¿Y qué? Te preguntas sonriendo. Puro cuento te has creído aún así, más vale ilusión desintegrada que escepticismo sin sangre. Nada planeado más allá de lo que el día que comienza escriba en tu diario. Desayuno sin cubiertos ni platos. Televisión encendida es crítica hasta con los pájaros. Dudas sin responder flotan en el aire. Teléfono sonando sin que llame nadie. ¿Y qué?... Salir a la terraza a tender sin ropa en el cestillo. Ducha sin agua...tal vez no encendí el grifo. Atasco sin coches en la avenida principal. Protestas silenciosas, con pancartas sin mensaje ni gente, cruzando la calle que conduce a ningún sitio, a ninguna parte. ¿Dónde está el contenido? Algo se quedó en el ayer, que no hemos traído. Pero si de inútil se trata… ¿para qué traerlo consigo?.

No me importa que digan que encontré la locura, por despertar en una realidad que, por un día, no me involucre en su “supuesta” cordura. No me importa que digan que hoy persigo imposibles, que jamás existieron en lo que ellos llaman “sociedad avanzada”, que yo añado “de gente triste”, suspirando para liberar lo que es mejor callar a veces, para no dañar lo que otros acontecen. No me importa que digan que lloro recordando tiempos mejores, el aroma de los sueños al deshacerse, cuando los párpados destapan mis ojos hoy ciegos y ausentes. No me importa que digan que amo a los amantes de almas prohibidas, halladas en rincones manchados de injusticias, que busco recuerdos en los ojos del tiempo, en huellas de un mañana… en detalles que no encuentro. No me importa que digan que prefiero el dolor de sentir que el dolor de la nada, oculta detrás de la luz de la luna, cuando no me apetece mostrar mi cara. Porque hoy soy la libertad de una sombra perdida, la voz del olvido, la palabra aún no escrita. Que hoy no temo a la muerte porque temo a esta vida, que no puedo creer a nadie sin creerme a mí misma. Hoy, en un mundo que evito chocarme de bruces porque nada bueno aportaré, mientras las cosas no cambien, mientras no haya rumbo para emprender un alcance. Entrar en él sólo para perderme en continuas corrientes de gente luchando sin objetivo fijado, sin futuro y sin presente. ¿Para qué hacerle frente? ¿hacia dónde vamos? Hoy sólo me queda respetar, a este mundo vacío, sin contenido… pero cuestionar en silencio aquello que me quieran contar. Porque poco me importa aquello que digan que es coherente, cuando para mí es locura, lógicamente.

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