Entre mantos de algodón, Como caído del cielo, Vaga un barco a la deriva, Sin destino ni puerto. Nadie lo vio llegar, Pero todos lo vieron partir, Negándose a decir nada, Obligándole a morir. En él embarcó una historia, Que navega en el tiempo, Para enterrar un pasado, Para vencer un recuerdo. Y allá en el horizonte, El mar no marca camino, De un velero que nace, Y a la vez muere perdido. Las olas borran senderos, La tierra empuja los ríos, Pero nada detiene aquel barco, Que busca refugio del frío. Y al caer la oscura noche, Yace sola en el olvido, Porque ya reside en el viento, Sin destino, ni rumbo, ni barco, ni puerto…