La madurez no está en la edad, está en nosotros...es una forma de vida


Madurez es saber controlar tu vida, resolviendo los conflictos sin recurrir a la violencia o destrucción.  Juzgar, criticar o participar en los rumores falsos que contaminan nuestra alma nos hace incompletos como personas. La vida nos pone barreras y nos hace superar pruebas para descubrir en nosotros cualidades ocultas, que desconocíamos...en realidad somos una caja de sorpresas porque siempre que nos suceden cosas aprendemos nuevos valores, nuevos retos, nuevas perspectivas para enfocar la vida, nuevos retos y virtudes...en definitiva, evolucionamos con los acontecimientos, las desgracias nos fortalecen y llenan de sentido la vida: la misión de luchar por nuestros sueños e ilusiones, la motivación de poner en práctica las enseñanzas de la vida recibidas que nos lleve a la verdadera felicidad. Madurar es intuir aquello que nos afectará y pueda desequilibrar nuestra vida. Pero...¿Cómo se alcanza la madurez?, no con la edad, sino con experiencias que nos formen como personas con criterio para tomar el timón de nuestra existencia, siendo capaces de crear un entorno de cariño a nuestro alrededor. Para ello, un ingrediente: LA PACIENCIA. Buscar el beneficio a largo plazo con nuestras acciones de hoy para asentar las bases de nuestro progreso personal... en definitiva, asentar nuestra sabiduría: "Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes..." Pero ante todo es HUMILDAD. Ser suficientemente grande y valiente para decir “me equivoqué” sin orgullos y, cuando se está en lo correcto, no necesitar decir “te lo dije”. Si somos capaces de tomar decisiones que guien nuestra vida y sostenerla sin echarse atrás, dar el paso...no quedarse en "la posibilidad de" y mantener siempre tu palabra. Fuera excusas, la confusión y desorganización...esto sólo rompe vidas, deja atrás amigos, negocios y buenas intenciones nunca realidad. Conclusión: “Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar“.  Dejar de desear que tu vida sea distinta y comenzar a ver que todo lo que sucede contribuye a tu crecimiento. Envejecer es obligatorio, madurar es opcional.

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