SOL EN LA CARA…TORMENTA EN EL ALMA

Cuando las palabras no sirven de nada. Allí esta ella, desconsolada. Pero siempre queda una mirada… a la que fuerte se agarra. Cuando una imagen no dice nada. Pero siempre queda la magia… de que algo suceda, que le ilumine la cara. Demasiado sufrimiento a sus espaldas, sólo encontraba lugares sombríos… salidos de la nada. Eternos días sin luz. El sol aparece… pero no alumbra su alma. Al lado, un ataúd… abierto esperándola. Tremendo vacío acompaña. Dentro de ella no queda nada. Su cuerpo es dolor y desconfianza. Sólo amargos recuerdos que aún guarda, en forma de fotos impresas, en la memoria del alma. Sólo su rostro refleja, un rayo de esperanza. Y ahí donde la luz no llega, un alma atormentada. El aire no se mueve y la tristeza se apodera del ambiente…Tanto dolor escondido, que de repente ha renacido… demasiado ha llovido. La luz no la alcanza, algo la frena, no la desata. Pared de rencor, muro de terror.

Calurosa tarde de Abril. Frío, sólo frío brota al fin. Por lo demás, no siente nada. Un alma desconsolada, que a gritos pide… ser escuchada. Liberarse del recuerdo que siempre le acompaña. Y cuanto más grita, más silencio derrama. Voz ahogada. Alma herida… sin fuerzas ya para luchar por nada. Alma solitaria atormentada no sabe que busca, puede que todo… o quizas nada. Tal vez lo encuentre si nunca descansa. O halle la calma…

Sin embargo, su rostro aún refleja ilusión. Sensación de esperanza. Su cara…lo único que el marchitar de su alma no alcanza… Iluminado por un sol… que a su alma da la espalda. No tiene presente, sólo recuerdos de una vida pasada. Esto es lo que guarda, lo que contamina su alma, lo que no deja que siga… avanzando a sus anchas. Le cuesta olvidar, aunque sabe perdonar. Alma enferma dormida, casi se apaga. No puede despertar. De urgencias ingresa… para poder curarla. Aún tiene esperanza, pues el sol cerca está, para poder velarla. Los médicos no pueden hacer nada…

Milagrosamente, sólo el cariño de su gente la salva. En forma de sol… que le ilumina la cara. Es cuando su alma comprende que queda una misión, que ha de armarse de valor, no dejarle tirada. La necesita fuerte, nunca atormentada…para comenzar de nuevo, retomar el vuelo, agitar las alas y despegar fuerte, muy fuerte, ¡y con ganas! Eso se plantea en su nueva etapa… libre de miedos y desconfianzas. Llena de retos y esperanza. Sin mirar atrás sin pensar en nada. A sus espaldas, el dolor, el desamor de quien ama, la sombra y el ataúd…ya hecho escarcha. Libro en blanco, nuevos sueños, nuevas compañías… para hacer su vida más cálida y tranquila. Así empieza ahora sus días. Sabiendo que ese alma rehabilitada que recae en el tormento podrá encontrar consuelo en un cielo, cuando estrellas de colores iluminen su rostro y se acuerde de quienes la quisieron...

 

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