...ELLA Y SU RUN RUN...
¿Que hora es? las 6 de la mañana. En su cuarto aún descansa, una dama con doble fama. Y al fondo aún se aprecia, una tele desconectada… entre dos velas mal apagadas. Los restos del ayer que se traen al mañana. Amanece cuando ella se levanta, retirando sus cortinas de seda blanca. Las calles no están puestas, pero nada ni nadie puede frenarla. Ya está en pie, la resaca la envuelve, problemas no faltan. Toma ibuprofeno y escoge su chandal.
Sale a correr. Chispea pero no llueve. Le da igual, ni se percata. Mañana dios dirá, pues hoy prefiere olvidar. Run run run. Alcanza la meta que se plantea cada día al ritmo de un ipod que aleatoriamente le guía. Podómetro y melodía. Con eso basta. Avanza y avanza… sin pensar. Sólo piensa en no pensar, procurando respirar. Día duro por delante, será mejor despejarse. Su cuerpo recorre los estudiados caminos de un parque en silencio y escondido. Run run run. Pero su mente sólo busca lugar, aquel donde la razon no llega…allí va ella, en busca de paz. Corazón humilde pero mente compleja. Run run run. Es aquel que suena e invade su cabeza cuando no sale a correr para despejar sus ideas. Dama que corre no piensa. De lo malo se aleja. Con ella misma se encuentra. Sólo escucha al corazón. Con todo lo que la atormenta.
A casa llega tras jornada intensa. Nada valora más. Comida, siesta y ducha de azahar. Abre el bolso. Un móvil lleno de problemas y dos mensajes de amistad, que anulan lo demás. La devuelven la sonrisa por un minuto más. Y vuelta a pensar. Se acabó el descanso de su mente, de vacaciones debe regresar. Harta de comerse la cabeza... Sueños rotos. Pedazos que se esparcen por el suelo de la habitación. Donde se refleja incertidumbre y a la vez preocupación. Mil y un quebraderos de cabeza. Ya no puede más. Otra vez con el run run. La cabeza va a estallar. Al menos ella la conserva. Pues muchos la tienen, pero con ella no cuentan. Simpleza mental, que agonía, que pena. Y a la vez, desconcierta. Temas son, que más da…¿a quién le importa? A ella. Y a sus runrunes, claro está.
Run run run,
retumba su cabeza. Tumbada en el sillón manchado de sus penas. Ring ring ring.
Su teléfono suena. No quiere contestar. Piensa lo peor, malas noticias espera,
para variar. Sólo el que la quiere la puede animar. Unas palabras y su cara
cambiará. Dibuja su sonrisa y su mente detendrá. Al otro lado tres consejos
para seguir caminando y atenuar ese run run que sólo al correr se aleja y da
tregua a su compleja cabeza. Atrapada
en la espiral del pensamiento incontrolado. Su cabeza centrifua cuando se queda
sola con ella. Run-Run por aquí. Run-Run por allá. Ni su lavadora
oye centrifugar.
Y se puso a divagar, que sí, que esto, que lo otro, que nunca, que además, que la vida es mentira, que la muerte es verdad. En su cuarto hay un abismo sin música ni luz ni bondad. Reina el silencio y la paz. Roto por sonoros pensamientos que no le dejan descansar. Vueltas y vueltas mareando pensamientos que pa simples nacieron… pero según los quieras tomar. Ella desde luego, muy en serio los quiere mirar. Entonces se acuerda de los consejos de quienes la quieren apoyar y saca su toque de humor para no amargarse más: "Siempre se puede estar peor (anda qué listos, y yo jodida por querer estar mejor. Relájate y disfruta. Recuerda lo bueno. (Ole, si señor! y si me olvido de lo malo que alguien me explique como coño crezco con la supuesta lección que tenía que aprender en esta ocasión). Lo que no te mata te hace más fuerte (gracias vida mía! por esa dulce agonía que si no fuese por eso la fuerza para qué leches la querría!). Que a los problemas no llega sola la solución. Que no saber divertirme no es la cuestión. Que no soporto una vez más la misma repetición de consejos y palabras vacías sin sentido ni corazón…”. Y envidiando la extraña sencillez de la mentalidad del varón, huye a su cuarto, donde mañana le espera el sol…
Y se puso a divagar, que sí, que esto, que lo otro, que nunca, que además, que la vida es mentira, que la muerte es verdad. En su cuarto hay un abismo sin música ni luz ni bondad. Reina el silencio y la paz. Roto por sonoros pensamientos que no le dejan descansar. Vueltas y vueltas mareando pensamientos que pa simples nacieron… pero según los quieras tomar. Ella desde luego, muy en serio los quiere mirar. Entonces se acuerda de los consejos de quienes la quieren apoyar y saca su toque de humor para no amargarse más: "Siempre se puede estar peor (anda qué listos, y yo jodida por querer estar mejor. Relájate y disfruta. Recuerda lo bueno. (Ole, si señor! y si me olvido de lo malo que alguien me explique como coño crezco con la supuesta lección que tenía que aprender en esta ocasión). Lo que no te mata te hace más fuerte (gracias vida mía! por esa dulce agonía que si no fuese por eso la fuerza para qué leches la querría!). Que a los problemas no llega sola la solución. Que no saber divertirme no es la cuestión. Que no soporto una vez más la misma repetición de consejos y palabras vacías sin sentido ni corazón…”. Y envidiando la extraña sencillez de la mentalidad del varón, huye a su cuarto, donde mañana le espera el sol…
Reflexión:
relato no apto para caballeros! De esto sólo las damas entendemos. Gracias, eso
es todo. Ahí lo dejo.
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