ME DIJERON QUE…NADIE NUNCA NADA
En esta vida hay dos cosas
bien diferenciadas (¿o tal vez no?). La vida personal y la vida laboral. Hasta
ahí de acuerdo… ¡para qué nos vamos a engañar!. Pues no es así del todo,
afortunados aquellos que disfruten de una de ellas… maldito aquel que inventara
la palabra “conciliación”, cada vez que lo pienso…¡vaya desolación!. Porque no
tiene contenido, bueno, más bien no se sabe utilizar…o es imposible en más
casos de los que podamos imaginar. Lo he podido comprobar. Este razonamiento
tiene una sencilla explicación. Le he estado dando muchas vueltas porque
ninguno estamos exentos de enfrentarnos a este tipo de problemas, si no lo
hemos hecho ya. En realidad es una paradoja… cuando el trabajo “te roba tu vida
personal” o hay que elegir entre ambas cosas. Sí, muy triste… pero existe
desgraciadamente.
Mucha gente plantea “la fortuna” que detrás se esconde… ¿Sí? ¡mira tú que afortunados! aquellos que
tienen primero trabajo, después más trabajo y luego… ¡más trabajo! si “egque” (como decimos aquí en Madrid) ¡no lo saben
apreciar!, pues en estos tiempos que corren se valora mucho tener una ocupación
más o menos decente que te ayude a cumplir aspiraciones y metas profesionales,
para mantener tu supervivencia y alcanzar aquello que llaman “autorealización”.
¡Toma ya!, que bien suena… Pues
bien, detrás de esa “fortuna y paraíso de fabricación de riqueza” en el que día
a día estamos inmersos (o aquellos “afortunados”, perdón por generalizar) se
esconde un grave problema: pérdida de libertad para disfrutar del paisaje
de la vida fuera de la mesa de despacho. Verla pasar y no poderla tocar ni
disfrutar… muy triste, pero a veces el trabajo absorbe de tal forma que
imposible tener vida propia. Y ni que decir tiene, si no se socializa ya ni en
el trabajo.
-
¡Ande vas! ¡Qué dices loca! Pero si hoy en día tener un trabajo es lo mejor que
te puede pasar en la vida… (voz en off que se escucha en
la calle o procedente de tu subconsciente, muy avispao cuando quiere por cierto).
Pues contestar simplemente
(más claro no sé, discúlpenme ): NO, no estoy loca, es la otra cara de la
moneda… pero ¿de qué vida hablamos señores? ¿fabricar dinero para qué? Si no hay
tiempo para aprovecharlo o invertirlo en proyectos, sueños o ilusiones. ¿Dónde
está el límite? Debate en bandeja de la
comida cada vez que empieza el día. ¿En serio somos tan afortunados si el
trabajo nos llevó a renunciar a la propia vida que cada cual imaginamos?.
Muchos testimonios por ahí sueltos, pero yo quisiera rescatar uno en concreto, sacado de largas charlas y reflexiones compartidas. Llegas a la temida conclusión de que “el trabajo roba vidas”, si la palabra “conciliación” se va al mar Caribe y no vuelve de vacaciones o se nos despista. Pues bien, esta es la historia de un humilde abogado. Cada mañana se despierta… y no sabe en qué lado. En serio, no es broma, es lo que tiene el continuo cambio. Coge su cartera, teléfono y papeles que no esconden nada bueno… pero tampoco nada malo. Llenos de palabras y vacíos de esperanzas. Son sólo documentos de casos aún sin resolver… esperando a ser estudiados. Entre jurisprudencias, leyes y contratos… pasan las horas, los fríos días en solitario. Entre despachos y audiencias… entre juicios rápidos. Luchando por la justicia que a él se le ha negado. Siempre defendiéndola pero no está de su parte, le dejó de lado. Tratando de hacer justicia para un pueblo más digno. Justicia para todos es el lema… ¿Pero es justa con él la vida?. Paradojas que tiñen de gris sus días.
Aquí o allí…no sabe dónde,
qué más da. En cada rincón le espera un avión para enlazar los días en un
eterno descontrol. Entre terminales y maletas, dejando atrás vida humilde y
casera. Otra paradoja que inquieta, su vida nada se parece a la que en realidad
quiere y deja. Maldito trabajo que no le deja acercarse a ella. Y mientras,
envuelto en ruletas, sin tiempo para desconectar de un mundo que se come su
libertad, aquella a la que no debe nunca renunciar… pues si quiere, le espera. Satisfacción
personal que no va más allá de vuelos para hacer justicia, allá donde surge la
vista.
Y cuando llega la noche, en la fría habitación de hotel, le esperan largas conversaciones… y un consejo desde el otro lado de la mensajería de facebook, para que siempre siempre luche por sus sueños. Siempre hay palabras amables para la soledad personificada que tanto le acompaña, pero sin tiempo de darse cuenta de nada...la vida pasa y con ella cosas bonitas que no puede disfrutar, se las está perdiendo, de tanto tanto trabajar. ¿Es eso normal? Viaje aquí, viaje allá. Juicios interminables, demandas, solitarias y grises habitaciones de hoteles lejos de casa… sólo acompañado del reflejo de un espejo que muestra al mundo que se lo está perdiendo. Grito ahogado y en silencio. Preso de la situación, perdiendo relación sin quererlo. Viajes por trabajo se comen un mundo de diversión que todos merecemos en alguna ocasión.
¿Pero cómo renunciar cuando está la cosa tan jodida? (perdonen la expresión, es la voz en off) ¡Buena reflexión!... pero eso no justifica perderse la vida que pasa alrededor. Pues somos hombres y no robots. Ruleta que gira, triángulo de cuatro esquinas: viajes, trabajo, hoteles remotos, soledad acompañada… ¡hasta él pierde su pista!. Tiempo de todo, tiempo de nada. Despertarse en Barcelona cuando cree estar en su alcoba… cuando cree estar en la tierra que tanto añora. Trabajo es todo, aquel que de raíz arranca ilusiones utópicas. Mil y una llamadas cada día, mil de parte “del deber” y una de amistad para desahogar la cruda realidad. En lo mejor de la vida… y perdiendo lo mejor para vivir, oportunidades a sus espaldas que pasan, sin poder alcanzarlas… o aún sin descubrir. Hoy aquí, mañana allí, pasado en otro lado, ¡nunca se descansa! La tranquilidad ha olvidado.
¿Para qué tanto trabajo si disfrutar de la vida es una utopía pasando los días envuelto en estrés y echando de menos una salida al ayer? Entre la espada y la pared: renunciar a todo por trabajo… sí, a TODO. ¿Es un deber?. Pues tras una pila de consejos entre los cuales “quedarse con lo bueno” es el más sonado… éste es el último dado: “Piensa en ti, por un rato…pues es tu vida y como propia hay que vivirla, que no hay mejor camino que el que tú has elegido en todos los sentidos, que no tiene por qué hacernos felices lo que la mayoría esperaría, tal vez se equivoquen, y el “problema” es que somos únicos, irrepetibles y especiales…y estemos hechos para ser diferentes por algo que dará sus frutos cuando menos lo esperamos…porque HOY empieza lo bueno, de toda una vida…HOY será el comienzo de un libro en blanco, esperando a ser rellenado con logros y objetivos, aún por alcanzar, pero seguro a nuestro lado…”
Relato basado en hechos reales.
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