Stop and listen
La
vida me lleva… a veces en contra de mi voluntad. Me conduce hacia un destino,
sin preguntarme na de na. Y yo lo sigo, lo sigo... sin saber a dónde va. A veces desearía
parar el tiempo… sentarme a reflexionar. Sobre mi rumbo, a dónde me quiere
llevar o lo que puedo esperar. Huir no es la respuesta… pero si la vida no va a
parar, no me va a esperar, no se va a detener por mi, no me va a aconsejar y no me
quiero agobiar... solo queda saltar, tirarse a la piscina. Sentarse y pensar, escuchar a la cabeza,
igual que al corazón, preguntarle lo que piensa, que me de su opinión.
Intentarlo al menos, será lo mejor. Terapia de desconexión. Para volver a subir
a la ruleta ,que gira sin detención…seguid sin mi, no me espereis, que ya iré
yo.
Detener
el tiempo o bajar el ritmo, para luego escalar y seguir subiendo. Un tiempo que
corre veloz, que se escapa y no me espera ¿Qué puedo hacer yo? Bajar un momento
y atesorar en la memoria los instantes mágicos para
impulsarme de nuevo…aquello por lo que merezca la pena continuar y desatar los
cinturones del pasado que me amarran para no dejarme volar. Detener
el tiempo. Hacer que las agujas del reloj se inmovilicen y me den la oportunidad
de aprender de los errores cometidos, o bien, saborear de nuevo ese instante
azucarado al cual sólo podemos acudir con la nostálgica del pasado.
Detener el tiempo. ¡Qué cosa! Imaginaos que podemos
(podemos, sí, podemos). Que con un chasquido de dedos todo se paralizara
consiguiendo degustar un rango de existencia sin medida, un instante
eternizado, y que en el transcurso de este, podamos hacer lo más deseado. Pues
hoy quiero detener mi tiempo, lo voy a
probar. No me llameis loca! pues otros lo harán. Pararme a pensar y
reflexionar sobre lo que pienso. No es fácil renunciar. Detener el tiempo, no
precisamente con un chasquido de dedos, pero sí parar el contenido de mi
cabeza... para dar cabida al silencio. Parar un momento, pensar y escuchar…aquello
que de camino no se oye pero que empieza a retumbar. En el silencio hay
aforo ilimitado, no hay que reservar. Necesidad de hacer un alto en el camino, una
pausa en el destino sin faltar al recorrido. Solo pido un alivio, poder respirar algo más que oxígeno. Ahí las ideas
vendrán. Porque andando se espantan, no se quieren desvelar.
Y es ahí, al dejar de caminar, alrededor de ese instante, cuando descubres el mundo real... que sin ti piensa continuar.
Eres testigo del gentío que sin rumbo se quiere condenar, por no pararse a
reflexionar. De cabeza, al precipicio van. Los días ven escapar, sin pararse a
contemplar lo que traen en realidad. Carrera pa acá, carrera pa allá. Es el
momento de parar mi tiempo (disculpen, me retiro a pensar y poner punto y
aparte, no me quiero desgastar, pues mucho hay por delante para dejarlo pasar). Congelarlo, para que tome forma lo que realmente importa y me pueda
ayudar en momentos de bajón, al retomar el camino del apresurado destino que
nunca me da opción ni me deja respirar. En los días grises, en esos momentos en los que con
un chasquidos todos desearíamos detener el tiempo y vivir a la sombra de un
instante que ya pasó y del que, sólo nos queda el recuerdo…pues ahí, ahí viajo
yo por un momento. No me lo estropeen. Me despido. Gracias, luego vuelvo.
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