PENA MÁXIMA
Improviso mi vida para seguir adelante. No quiero pensar que es imposible, para hacerlo cierto… para que mi camino avance. Cada noche manipulo mis sueños para que estés en ellos, saltándome las reglas de ver siempre la misma película, con aquellas imágenes que tal vez no viví, pero que se manifiestan de forma incontrolada, incoherente, sin sentido, sin contenido… y sin quererlo cuando duermo. Obligo a mi mente a volver a creer… creer en que fue, y volverá a suceder. Mi mente es poderosa, muy fuerte, se resiste a hacer lo que le pido, es rebelde, mucho más tozuda y astuta que yo… no puedo comprenderla, porque cada vez que me enfrento a ella siempre salgo perdiendo. Lo sé, es falta de entrenamiento, pero… ¡qué le voy a hacer!, si carezco de tiempo. Tiene muy bien sujetos ciertos recuerdos que a mi me estorban cuando pongo a funcionar mi incansable pensamiento, y deja escapar fácilmente los que yo quiero mantener, aunque sea porque sí, sin venir a cuento. Me agradan algunos recuerdo...